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Mi pareja me ha sido infiel, ¿merece la pena probar la terapia de pareja?

Este mes hablamos sobre si merece la pena probar la terapia de pareja después de una infidelidad

6/15/2025

La infidelidad es posiblemente una de las experiencias más dolorosas que pueden vivirse durante una relación de pareja. Sea cual sea el acuerdo implícito o explícito que tenga la pareja sobre qué constituye una infidelidad, la realidad es que cuando descubrimos que nuestra pareja nos ha sido infiel, todo lo que creíamos firme se tambalea: la confianza en nuestra pareja, la imagen que teníamos del otro, e incluso, la que teníamos sobre nosotros mismos. Es una experiencia profundamente dolorosa, que suele dejarnos en estado de shock, con muchas preguntas y pocas certezas. Es normal que ante una infidelidad surjan emociones intensas: rabia, tristeza, miedo, confusión. Como con todas la emociones, es necesario darles espacio, reconocerlas y no minimizarlas. El dolor no se compara ni se racionaliza; se siente, y tiene derecho a ocupar su lugar.

En medio de este torbellino de emociones, muchas personas consideran la posibilidad de acudir a terapia de pareja. Algunas veces, como una medida desesperada para salvar la relación, y otras como una herramienta para entender qué ha pasado y qué caminos existen a partir de aquí. Pero, ¿vale la pena intentar la terapia de pareja después de una infidelidad?

Si ya has leído más entradas de nuestro blog, ya conoces la respuesta: depende. La respuesta no es sencilla ni universal. Cada pareja es única, y cada persona reacciona de manera distinta frente a una situación tan dolorosa.

En primer lugar, es importante comprender que la terapia no garantiza que la relación se salve, ni debería tener como único objetivo mantener unidos a quienes ya no quieren estarlo. Pero sí puede ofrecer es un espacio seguro, guiado por un profesional, donde ambas personas puedan expresarse sin caer en el juicio ni en la repetición del daño. También puede ayudar a comprender el contexto en el que ocurrió la infidelidad, no para justificarla, sino para ponerla en perspectiva. Es un ejercicio de honestidad por ambas partes, en el que se comparten pensamientos y emociones con el objetivo de que el otro comprenda qué pensamos y cómo nos sentimos.

La terapia puede facilitar el proceso de reconstrucción de la confianza, si ambos lo desean. Pero también puede ser el camino para cerrar la relación con respeto, sin arrastrar más dolor del necesario. A veces, la terapia no es el medio para continuar, sino para dejar ir con mayor claridad y menos culpa.

La clave para que la terapia de pareja tras una infidelidad funcione pasa por la disposición mutua, por el deseo genuino de entender lo que pasó. Y, sobre todo, por el respeto hacia uno mismo y hacia la otra persona. Darle una oportunidad a la terapia de pareja no es ni un signo de debilidad, ni una obligación. Es una opción más. Nadie elige vivir una infidelidad, pero sí puedes elegir cómo afrontarla.

Silueta de una cabeza con tres engranajes
Silueta de una cabeza con tres engranajes